Hemos oído hablar muchas veces de los préstamos universitarios en Estados Unidos, pero, hasta ahora, no se veían por España. Esto ha cambiado en los últimos años. Fue hace unos cuatro años cuando se dejaron ver habitualmente por algunas universidades del país, aunque el estado comenzó a ofrecerlos en 2007. Algo que, como casi todo, puede ofrecer muchísimas ventajas, pero con lo que hay que tener cuidado para no acabar mal.
¿Qué son?
Como cualquier otro préstamo, sirve para financiar algo para lo que no se tiene el efectivo necesario en ese momento. Por lo general, los préstamos para estudios universitarios suelen ser más económicos y, aunque la universidad pública es gratuita en España, hay muchos alumnos que no pueden costeársela. Existen tres tipos de créditos universitarios:
- Oficiales: Son emitidos desde organismos oficiales. Los alumnos solicitan un préstamo que les ayude a pagar las tasas universitarias y su manutención y suele ser más ventajoso. La devolución tiene un periodo de carencia durante los primeros cinco años y a partir de ahí una devolución repartida en quince años.
- Bancarios: Actualmente lo ofrecen casi todos los bancos y las cantidades suelen ir desde los 5.000 hasta los 60.000 euros. El tipo de interés puede ser fijo o variable y hay que tener en cuenta las comisiones de apertura o las penalizaciones por cancelación.
- Microcréditos: Suelen ser de cantidades más pequeñas como 500 o 600 euros ofertadas por financieras que no cubren el importe de unos estudios universitarios pero que pueden ayudar a sufragar gastos puntuales de manutención, mensualidad, etc. Se tramitan y gestionan rápidamente y se amortiza a corto plazo.
Problemas actuales
Este tipo de créditos, sobre todo los oficiales que se concedían desde el gobierno, están empezando a crear algunos problemas. En algunos casos, según los propios alumnos, se ofrecían en condiciones muy ventajosas, pero “tenían letra pequeña”. Por ejemplo, en alguna ocasión, no pueden optar a un trabajo en el extranjero porque les obligaría a renunciar al periodo de carencia. Es un ejemplo más de lo que ha sucedido con este tipo de créditos, que nacieron en 2007 planteando condiciones muy ventajosas, pero cuyas condiciones han cambiado con el paso de los años y con la situación económica del país.
En muchos casos, algunos alumnos han terminado sus estudios y no han encontrado un trabajo con el que poder hacer frente al pago de su deuda por el endurecimiento de las condiciones. Con el paso de los años, su situación no mejoró y, según cuentan algunos, nadie les da una solución.
Como vemos, los préstamos universitarios pueden ser una solución muy eficaz para cubrir algunos gastos o para solucionar alguna situación económica adversa, pero hay que tener en cuenta muchos aspectos y condiciones de las cláusulas. En Asesoría Morlán estaremos encantados de ayudarte y asesorarte antes de que contrates un préstamo y sobre las consecuencias que pueda generarte en un futuro.