El verano ha llegado, y con él las esperadas –o no tanto– rebajas. Es muy buen momento para comprar productos que se necesitan con descuentos importantes, pero siempre habiendo planificado lo que se quiere adquirir y no dejarse llevar por grandes rebajas o la emoción de ver un 3×2.
Conseguir unas buenas compras, ahorrando y sin llevarse disgustos, está en la mano del consumidor, pero también del vendedor.
Cuando se va a comprar:
- Hacer una lista de lo que se quiere comprar. De esta manera no habrá un gasto en cosas innecesarias que solo se quieren porque están rebajadas.
- Saber que los derechos como consumidor son los mismos que cuando no hay temporada de rebajas. En caso de que no se respete alguno de los derechos, el establecimiento tendrá a disposición hojas de reclamaciones.
- Guardar el tique o factura para posibles reclamaciones o devoluciones.
- Actuar de forma inteligente y aprovechar los buenos precios, pero debe evitar dejarse llevar por la publicidad o las gangas.
- En caso de comprar por internet, no fiarse de descuentos desorbitados.
- En lo posible, procurar elegir establecimientos adheridos al sistema arbitral de consumo, que ofrecen más garantías al comprador.
- Hay que rechazar artículos cuyas instrucciones no vayan en castellano y observar que en las etiquetas tengan el doble precio.
Los establecimientos:
- Deben mostrar el precio original del producto junto al rebajado o bien indicar de forma clara el porcentaje de la rebaja.
- Están obligados a admitir tarjeta de crédito si así ocurre en temporada normal y los mismos medios de pago que el resto del año.
- Los productos rebajados deben presentarse diferenciados de los no rebajados, de forma que no pueda existir error entre los que son objeto de una u otra oferta.
- Los comercios pueden modificar sus condiciones de cambios en época de rebajas siempre y cuando lo anuncien previamente.
- La garantía de los artículos debe ser de dos años, como la del resto de productos.
- Deben tener a disposición del cliente las correspondientes hojas de reclamaciones.
- Los productos deben haber formado parte de la oferta habitual del establecimiento durante, al menos, un mes y su calidad no puede diferenciarse en nada de la que tenían antes de estar rebajados.
Los periodos de rebajas son épocas del año en las que aumentan las ventas y el empleo temporal, pero está en la mano de todos que no suponga un aumento de reclamaciones o timos.