Respira lenta, profunda y conscientemente. En la respiración está la clave de la vida.
La serenidad y la claridad mental son virtudes que en todo momento debemos intentar cultivar, pero en esta época convulsa, en la que los nervios, a veces, están a flor de piel por la incertidumbre hacia un futuro, no nos queda otra que mantener la calma y agudizar el ingenio. Hoy os queremos comentar algunas técnicas de relajación, de respiración, muy sencillas para que os sea viable ponerlas en práctica y de este modo integrarlas como rutina en vuestra vida diaria.
La respiración
Queremos hablaros sobre todo de la respiración. Para aprender a relajarnos realmente lo que debemos hacer es mantener bajo control nuestra respiración. Dominando la respiración tenemos mucho ganado, tanto para nuestra salud en general como para salir airosos de situaciones complicadas.
Está demostrado científicamente que cambiar la forma de respirar modifica la actividad de nuestro cerebro. Por lo que si quieres controlar tu mente, para evitar que se apoderen de ti ciertos miedos, controla tu respiración. El modo en que respiramos tiene conexión directa con distintas partes de la corteza cerebral donde se producen los procesos de atención, memorización y aprendizaje. Además controlando la respiración aliviarás la ansiedad, el estrés o la depresión.
Pasos a seguir
El primer paso es comprender el mecanismo respiratorio y para ello es necesario adoptar una actitud de espectador y observar, sin interferir cómo es nuestra respiración. Cerrar los ojos y respirar. Percibiendo conscientemente el origen y el final de cada respiración, nos podremos en contacto con nuestro centro respiratorio.
Una vez hecho esto podemos pasar a respirar conscientemente. Para hacerlo de manera debemos:
• No forzar la respiración.
• Hacerlo lenta, profunda y rítmicamente.
• Inspirar y espirar por la nariz.
• Lo ideal es que la longitud de la inspiración y la expiración tiendan a igualarse.
Tipos de respiración
Respiración diafragmática o abdominal
Es la forma innata y habitual de respirar del ser humano. Se basa en el movimiento del diafragma. Para trabajar sobre ella y recuperar su pulso habitual, es mejor al principio hacerlo tendidos sobre la espalda, al permitir ésta postura la relajación total. Después colocaremos las manos sobre el abdomen con el fin de notar cómo respiramos.
Antes de empezar con la práctica en sí de la respiración, expulsaremos todo el aire de los pulmones, hecho que provocará automáticamente la necesidad de inspirar profundamente. Cuando esto ocurra inspiraremos llevando el aire hacia el abdomen, empujando hacia arriba las manos. Retendremos unos instantes el aire en los pulmones y cuando sintamos la necesidad de expulsar el aire, lo haremos muy despacio relajando el vientre.
Al final de la exhalación empujaremos voluntariamente el diafragma hacia los pulmones para expulsar todo el aire.
Nos quedaremos un instante con los pulmones vacíos, sintiendo cómo nos vamos relajando, y en cuanto sintamos nuevamente el impulso de inspirar, lo haremos profunda y lentamente, volviendo a llenar del todo los pulmones, mientras el abdomen sube. Repetiremos este proceso tantas veces como sea necesario hasta que notemos cómo hemos conseguido relajarnos fácilmente de un modo tan sencillo.
Cuando estemos habituados a esta práctica, podremos alargar la espiración haciendo que dure aproximadamente el doble de tiempo que la inspiración, hecho que incrementará el nivel de relajación y nos hará estar más atentos.
Respiración torácica o costal
Otros tipos de respiración son la respiración torácica o costal, la respiración clavicular o alta, o la llamada respiración yóguica completa, pero para poner en práctica estos tipos, es necesario controlar perfectamente la primera.
Un truco para momentos de estrés es respirar profundamente contando a cinco (o el término de tiempo cómodo para cada uno), mantener el aire durante otros cinco y soltarlo después contando de nuevo a cinco. Este sencillo ejercicio ayuda muchísimo por dos motivos:
• Calma la respiración al obligarnos a hacerlo despacio y conscientemente.
• Al contar a la vez que respiramos nos obliga a dejar a un lado aquello que nos estaba preocupando, para una vez más tranquilos retomarlo serenamente.
Si todos los días dedicamos unos solos minutos a respirar conscientemente, poco a poco aprenderemos a controlar nuestra respiración y con ello tendremos un gran aliado en nuestro día a día.
Por supuesto podéis también practicar yoga, cuyo primer objetivo es recuperar la respiración natural, libre y armoniosa del ser humano, que en la mayoría de los casos se encuentra deteriorada por bloqueos en el aparato respiratorio. En otro post os detallaremos unas técnicas básicas de yoga. Entre tanto sabéis que podéis contar con nosotros para cualquier incertidumbre que os preocupe. En Asesoría Morlán trabajamos por vuestro bienestar.