El síndrome post vacacional
La vuelta de las vacaciones resulta para algunas personas un foco de estrés, tristeza e irritabilidad. Mientras que uno de los fines de las vacaciones sería que los trabajadores retomaran sus tareas de forma descansada y motivada, en algunos casos resulta ser todo lo contrario debido al síndrome post vacacional.
El síndrome postvacacional es un trastorno adaptativo que se caracteriza, según las personas, por un bajo estado de ánimo, la falta de energía, motivación y concentración, apatía, sensación de hastío, tristeza, decaimiento, cansancio, irritabilidad, malestar, sensación de no ser capaz de adaptarse de nuevo al entorno laboral, incluso puede causar alteraciones en el sueño, pérdida de apetito, palpitaciones, hiperventilación, sudoración, taquicardias, temblores o cambios en el humor.
Una sintomatología similar a un cuadro de estrés o ansiedad, que suele extenderse, en la mayoría de los casos, a las 2 o 3 primeras semanas posteriores al regreso vacacional, aunque en algunas personas puede llegar a cursar en una depresión, por lo que es fundamental su prevención.

Mindfulness contra el estrés post vacacional
La importancia de los pequeños momentos
Ya lo decía John Lennon, “la vida es aquello que pasa mientras hacemos otros planes”, y este es uno de los quids de la cuestión. No podemos vivir todo el año pensando en las vacaciones o periodos de descanso que vamos a tener. Nuestra vida se compone de los pequeños momentos del día a día, que hemos de tratar de disfrutar plenamente. Vivamos en el presente, seamos mindfulness.
En primer lugar debemos realizar una adecuada adaptación entre los dos estilos de vida, evitando brusquedades. Lo ideal es ir adoptado poco a poco pautas, rutinarias en el sueño y dedicar algo de estos días vacacionales, aunque sea poquito, a la organización, como decíamos en un post anterior.
Además, resulta fundamental alejar los pensamientos negativos. Estos días de vuelta a los quehaceres diarios pueden resultar muy estresantes, mucho trabajo pendiente a la vuelta de las vacaciones, tenerlo todo a punto para el inicio del colegio, todo es un “tengo que”, “tengo que”, “tengo que”. Y sí, todo eso hay que hacerlo, y se hará como siempre lo hemos podido hacer. En los momentos en que nuestra mente se nuble con ideas negativas, lo mejor es tomarse un pequeño descanso de unos minutos, dejar la mente en blanco, respirar y a la vuelta todo se verá de otra manera.
Sé paciente. La paciencia es la madre de la ciencia. Todo este cúmulo de obligaciones y sensación de agobio pasará rápidamente. Transforma lo negativo en positivo. Si estás en una cola esperando, aprovecha para escuchar tu música favorita o un audiolibro. Utiliza el sentido del humor, da la vuelta a las situaciones e intenta sacar siempre el lado positivo de ellas. Es lo que hay, pues sé feliz.
Piensa en positivo. Todo lo que tienes que hacer, lo vas a hacer y lo sabes, si quieres te puede ayudar confeccionar una lista con las tareas pendientes. De este modo, alejarás de tu mente la sensación de agobio, de que algo se escapa y podrás dedicarte plenamente a realizar lo que hay que hacer en cada momento.
No pienses en el trabajo como en una carga. Aunque no te resarza del todo, debes enfocarlo como algo positivo, porque es lo que es. Por él recibes unos ingresos gracias a los cuales tienes una adecuada calidad de vida. Piensa en cómo te sentirías si de repente dejaras de tener tu trabajo.
Intenta no quejarte tanto, es por tu bien. Hay estudios que corroboran que una persona se queja de 15 a 30 veces al día. Las quejas si no se elevan a la instancia oportuna, no sirven para nada, solo para generar mal ambiente a tu alrededor. Intenta relativizar, cuestiónate si realmente aquello por lo que estas enfadado es tan importante como para generarte el malestar que te está produciendo. Verás como la gran mayoría de las veces la respuesta será negativa, por lo que si no tiene importancia, no se la des.
Respira, cuando pierdas los nervios o no puedas más, cuenta hasta 5 inspirando, reten la respiración durante otros 5 tiempos y expira contando igualmente a 5 (o a 4, según la comodidad de cada uno). Es básico que cuentes, no vale solo con respirar. Al contar apartamos de nuestra mente aquello que nos ha encenegado. Repítelo hasta que te tranquilices y vuelvas a tu ser.
Fíjate objetivos realistas a corto, medio y largo plazo. No intentes abarcar más de lo que puedes hacer, solo te llenará de frustración. Comienza por lo más importante y deja para después lo que no corra prisa. ¡¡No lo hagas al revés!! Muchas veces tendemos a cargarnos de faena, pero una faena que no es necesario que hagamos al haber otra más importante que tenemos que hacer, pero claro, preferimos hacer la primera. Y eso solo nos genera más estrés, pues la otra sigue pendiente. Haz primero aquello que sabes que tienes que hacer. ¡¡No procrastines!!
Y no olvides organizarte de tal manera que al regresar del trabajo también puedas dedicar una parte de tu tiempo para realizar las actividades de ocio o deporte que más te gusten.
Si queréis saber más, en este artículo os hablamos más a fondo de consejos para una vuelta a clase y al trabajo saludables. ¡No os lo perdáis!