El déficit de la Seguridad Social se dispara y prueba de ello es que el Fondo de Reserva se está agotando. El Estado tiene que recurrir a él para pagar las pagas extra y, por primera vez, ha habido que usarlo para pagar el IRPF de las pensiones. Las cuentas no cuadran y muchos se plantean si el sistema de la Seguridad Social es sostenible en el futuro.
Lo cierto es que ha habido muchas situaciones sociales e históricas en nuestro país que son un gran problema para los sistemas de pensiones de reparto, como es el nuestro.
Para entender la situación, hay que saber qué es un sistema de reparto: Es un sistema de pensiones en el que los cotizantes de ahora pagan con sus contribuciones a los pensionistas de ahora, y con dicho pago generan un derecho para que cuando se jubilen tengan una pensión (pagada con las contribuciones del momento).
Muchas veces se dice que el sistema de reparto de la Seguridad Social es un sistema piramidal, es decir, tiene que haber un número de trabajadores determinado por cada pensionista, y si este ratio baja mucho no se puede sostener. Por contra existen sistemas de capitalización, en el que las cotizaciones a la Seguridad Social se depositan en una cuenta personal, de la que se podrá disponer en el futuro cuando el trabajador se jubile. Este sistema no requiere de un crecimiento de la población constante, ya que las cuentas son individuales. A pesar de los déficits de algunos sistemas de pensiones de reparto, no suelen fallar. Pero ahora mismo estamos ante un problema nuevo: la reducción de la población unido a una mayor esperanza de vida.
¿Cómo se puede hacer sostenible el sistema de reparto español?
Pasar a un sistema contributivo es una tarea peligrosa: la base de personas que se están jubilando aumenta rápidamente y si cortamos de golpe las cotizaciones actuales (porque pasen a contribuir a un sistema individual de capitalización) la crisis sería muy grande.
Lo lógico sería reformar las pensiones para eliminar el déficit de una vez por todas, poniendo como base que el sistema no puede tener déficit en el largo plazo. Si el sistema de pensiones no puede tener déficit, la pensión no dependerá tanto de lo contribuido sino del dinero que haya cada año. De hecho esta reforma ya se ha hecho en la Seguridad Social, solo que han puesto una cota mínima a la variación de las pensiones año a año con un mínimo del 0,25%, que en el largo plazo hará que se pierda valor adquisitivo pero que ahora mismo, con el IPC en negativo, solo añade más leña al fuego.